Hemos encontrado el valor de las cosas hechas a mano cuando nos hemos visto sumergidos en un mundo que cada vez se mueve más rápido y se preocupa menos por lo que consumimos. Hacemos parte de un sistema y un modelo de consumo que nos invita a estar comprando cosas todo el tiempo, siempre queremos renovar nuestros espacios, siempre hay algo en nuestro hogar que ya debemos cambiar, cada día aparece una nueva moda o tecnología que hace que nuestras pertenencias sean viejas u obsoletas. Estamos corriendo para alcanzar el ritmo del mundo globalizado en el que nos encontramos y no nos estamos deteniendo a ver lo que pasa a nuestro alrededor.
A partir de este ritmo de vida en el que vivimos actualmente han surgido diferentes movimientos como el Slow Fashion, el Slow Design, el Zero Waste y las cosas hechas a mano hacen parte de este boom del diseño y el consumo consciente.
Pero, ¿por qué son tan importantes las manos?
Descubrimos el mundo que nos rodea a través del tacto, a través de nuestras manos y de lo que logramos sentir con ayuda de ellas. Las manos nos han permitido llevar a cabo todo aquello que nuestra mente ha imaginado, sin duda alguna, las manos han hecho parte fundamental de nuestro desarrollo como sociedad.
Comprar artículos hechos a mano nos ayuda a reafirmar el gran valor de una tradición artesanal, de unos oficios que posiblemente se han conservado a través del tiempo y se han ido fortaleciendo de generación en generación. Por otro lado, les damos a los artesanos y a su producción la importancia que se merecen y le otorgamos valor y significado a la identidad y tradición que cada pieza hecha con las manos lleva dentro.
Cuando compramos artículos hechos a mano que son producto de una tradición o técnica artesanal, nunca vamos a encontrar dos piezas iguales y estaremos llevando a nuestras casas exclusividad, maestría, tradición e identidad. Podemos afirmar que los objetos hechos a mano llevan en sus fibras una parte de la persona que las fabrica, además de contar historias y transmitir emociones.